Tras la desestructuración de la Unidad Nacional de Arqueología, el Ministerio de Culturas poco o nada avanzó por ordenar y llenar el peligroso vacío que ha dejado como resultado una decisión de ésta naturaleza. Sin una clara concepción de lo que se busca y la persistencia de interinatos débiles, volubles, frágiles e irresponsables, las decisiones sobre la rqueología boliviana se hallán en manos de personal fuertemente cuestionado (por su participación en hechos dolosos y discrecionales durante la pasada gestión de Escalante) y personal sin la suficiente formación o experiencia en la disciplina arqueológica.
Quienes estamos atentos a lo que ocurre en la arqueología boliviana y sus instituciones rectoras, nos hallamos sumamente preocupados por la irresponsabilidad, improvisación y negligencia con la que se manejan la Dirección General de Patrimonio, el Viceministerio de Interculturalidad, como el propio Ministerio de Culturas, a cuyas cabezas se hallan personalidades que han demostrado muy poco en torno a la gestión de temas arqueológicos y patrimoniales:
La improvisada intervención a la UNAR, el manejo del tema UNESCO - Tiwanaku, el incremento de las denuncias de destrucción de bienes arqueológicos e históricos, el estancamiento y obstaculización de las investigaciones arqueológicas, las rotaciones de personal en la Dirección de Patrimonio y la acefalía en la jefatura de la unidad responsable de tratar los temas arqueológicos, son claros ejemplos del penoso derrotero por los que Yugar y sus artistas - arquitectos estan llevando al manejo del Patrimonio Cultural y arqueológico del país.