Más de cinco sistas funerarias y rasgos estratigráficos que se remontan hasta el 300 d.C fueron destruidos a solicitud de un vecino de la zona ante la pasiva mirada de autoridades vecinales, colonos y vecinos del barrio periférico de Chijipata - Kellumani, perteneciente a la Cuenca de Achumani, ciudad de La Paz.
Con premeditación y alevosía fueron destruidas y echadas a un barranco un conjunto de cistas que yacian en las inmediaciones de un grupo de cuatro torres funerarias (Chullpas), de las cuales sólo una queda en pie. El atentado criminal fue perpetrado por un ciudadano peruano que alquilo el terreno con el objeto de instalar allí un galpon para la fabricación de muebles. Vecinos, dirigentes vecinales, autoridades municipales estaban alertados de que este hecho podría pasar en cualquier momento, debido a la vulnerabilidad de los restos funerarios monumentales que se hallaban en esta zona, sin embargo, ninguno hizo absolutamente nada, pese a las solicitudes reiteradas de la prensa y de arqueólogos de la Sociedad de Arqueología de La Paz.
Negligencia, ineptitud, burocracia, insensibilidad, corrupción, amnesia cultural e histórica, intereses económicos, ignorancia, picardia criolla, estupidez, ingenuidad, decidia, inoperancia, incapacidad, desprecio etnico, soberbia, impotencia y rabia, son factores, sentimientos y actitudes que se observaron en los actores involucrados en este magnicidio patrimonial (Funcionarios de la Oficialía Mayor de Culturas del GMLP, Subalcaldesa de la zona sur, Alcalde, consejo municpal, vecinos, colonos, dirigentes vecinales, prensa, UNAR, Viceministerio de Desarrollo de Culturas, arqueólogos de la Sociedad de Arqueologia de La Paz y el perpetrador peruano), que acabó con un importante sector que albergaba invaluables datos de la historia prehispánica del Valle de La Paz.