Las señales que da Groux, son importantes, pero algo tardías. El interinato que comienza hoy en el cargo de Director de la UNAR, hace temer que el remedio puede ser peor que la enfermedad
La crisis en el manejo de las investigaciones arqueológicas en Tiwanaku; las evidencias de negligencia administritiva y técnica en el mnejo del Museo Arqueológico de Tiwanaku; deficiencias en el trabajo de los investigadores de la UNAR y una serie de denuncias y reclamos promovieron la destitución del Arqueólogo Javier Escalante y la renuncia irrevocable de David Aruquipa a la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Culturas.
Como remedio, aparentemente temporal a esta crisis, Groux nombró como Director interino de la UNAR, a Pablo Rendón, arqueólogo que hasta hoy estuvo ocupando de manera interina (por más de dos años!!!) el cargo de Director del Museo Nacional de Arqueología, dando con esto una señal de mucha preocupación para la comunidad arqueológica que demanda la institucionalización de este puesto, tan delicado para los destinos de la arqueología boliviana.
Mas allá de cambios en el personal de la UNAR, esta institución requiere de una reestructuración medular que le permita asumir las responsabilidades de desarrollo de políticas públicas a favor de la protección y conservación del patrimonio arqueológico y oriente los cambios en la gestión nacional, departamental, municipal y regional del patrimonio arqueológico y la práctica arqueológica en Bolivia.