29 mayo 2006

CUESTIONAMIENTOS Y REPRESALIAS EN LA ARQUEOLOGIA DE TIWANAKU

Recientes denuncias efectuadas por cuatro arqueologos bolivianos sobre deficiencias e irregularidades acontecidas en el proyecto de excavación de la Piramide de Akapana a cargo de la Unidad Nacional de Arqueología del Viceministerio de Cultura, han desnudado la precariedad administrativa y técnica de la única institución estatal, cuya principal función es la generación de políticas sobre el patrimonio arqueológico, su protección, conservación e inventariación. Lamentablemente la UNAR, desde hace algunos años, esta dedicada a intervenir directamente en la actividad arqueológica sin contar con los medios administrativos ni tecnicos necesarios, lo cual no solo afecta la salud del patrimonio arqueológico sino que violenta la institucionalidad del Viceministerio de Cultura y de la propia UNAR, convirtiendose en juez y parte de la practica arqueológica en la que esta llamada a ser su mas celoso vigilante.
La actual Dirección de esta unidad no ha sido capaz de reflexionar ni ser autocritico sobre estos hechos, por el contrario a reaccionado de manera agresiva y visceral sobre las criticas vertidas en torno al trabajo desarrollado en Akapana, desinformando a las autoridades de las comunidades de Tiwanaku e induciendolas a reaccionar en contra de los autores.
El hecho va aun mucho mas allá, pues desde su posición en la UNAR ha desatado una caceria de brujas sobre todos los miembros de la Sociedad de Arqueología de La Paz (SALP) y en particular sobre los arqueologos que emitieron las críticas, amenazando con obstaculizar o bloquear su labor profesional en arqueologia, principalmente en proyectos nacionales o internacionales en los que anualmente participan.
Uno de los primeros afectados ha sido el arqueologo José Luis Paz, quien fue agredido verbalmente y amenazado por Javier Escalante en las oficinas de la propia UNAR, en circunstancias en la que pretendia solicitar un permiso de investigaciones para un proyecto que lleva adelante en colaboración con un investigador japones. Paz ha solicitado explicaciones por escrito a las autoridades del Viceministerio de Cultura, pero hasta la fecha no existe una respuesta satisfactoria. Todo parece indicar que este tipo de actitudes prepotentes y abusivas pueden repetirse, de no haber sanciones para el actual Director de la UNAR, quien parece confundir esta institución estatal con su hacienda o feudo personal, ignorando que es un servidor publico pagado por los impuestos de todos los ciudadanos, y que su puesto al ser público esta sometido a observaciones y criticas de la sociedad civil y mucho más de las instituciones y profesionales que operan dentro del ámbito de la arqueología.

18 mayo 2006

Pumapunku

Pumapunku es una estructura arquitectónica piramidal dentro del sitio de Tiwanaku, cuya construcción data del 800 al 1200 d.C., presenta enorme cantidad de lozas de piedra tallada en la que las cruces cuadradas y los portones escalonados son lo mas distintivo. Varios trabajos de investigación de menor escala fueron emprendidos hasta 1989, año en el cual el entonces Instituto Nacional de Arqueología decidió emprender el descubrimiento de los niveles de las plataformas de los sectores norte, sur y oeste en base a un financiamiento otorgado por la prefectura de La Paz. Las excavaciones se extendieron por espacio de cuatro meses, entre abril y julio de ese año, cinco investigadores del INAR (Oswaldo Rivera Sundt, Javier Escalante, Juan Faldin, José Estevez y Max Portugal) estuvieron a cargo del proyecto, todos bajo la responsabilidad de Carlos Urquizo Sosa, entonces Director del INAR y asesorados por el propio Carlos Ponce Sanjinés. Tabajaron tambien varios estudiantes de la Carrera de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés, estando entre ellos el autor de la presente nota así como muchos estudiantes que hoy son licenciados y doctores en arqueologia como Claudia Rivera, Marcos Michel, José Luis Paz, Huber Catacora y Sonia Alconini, entre muchos otros que asistieron como en relevo merced a un convenio existente entre el INAR y la UMSA.
Lamentablemente, aparte de un único informe correspondiente al sector sur (Estévez 1990), no se presentaron mayores reportes o publicaciones sobre los resultados que arrojó esta investigación, tal como lo expone el arqueologo norteamericano Alexei Vranish en su tesis doctoral presentada en 1999.
El proyecto trabajó en los sectores sur, oeste y norte de la plataforma principal, divididos en cinco secciones, cada una a cargo de un investigador del INAR (ninguno de ellos era en aquel momento arqueologo profesional, incluyendo el actual Jefe de la Unidad responsable de Arqueología del Estado Boliviano). En las excavaciones se emplearon unidades de 5 x 5 metros dejando testigos entre las unidades, y en algunos casos de manera discrecional, manteniendo los hallazgos en una especie de pedestal, estas técnicas muy discutidas son rechazadas y consideradas poco apropiadas para este tipo de indagaciones en sitios con tan compleja estratigrafía y de tal importancia monumental.
El trabajo de 1989 se concentró en exponer partes de la plataforma principal, la segunda plataforma, examinar algunos detalles constructivos de cimiento, segmentos del piso superior, canales y las escalinatas de acceso, dejando en un tercer plano la información estratigráfica y del material cerámico, oseo o lítico, el cual no fue ni apropiadamente obtenido ni pertinentemente evaluado por los responsables, habiéndose perdido o inadecuadamente almacenado gran parte del producto de este emprendimiento, dando como resultado la perdida de la información y el deterioro del material artefactual. Sin embargo el mayor daño fue causado a la estructura del monumento piramidal, el cual despues de su parcial exposición no fue sometido a ningun proceso de conservación o mantenimiento, dando por resultado el acelerado deterioro de sus muros de contensión, cimientos, pisos y ensambles.
En la actualidad un nuevo proyecto de excavación, restauración y puesta en valor esta siendo implementado en Pumapunku, a cuya cabeza se halla el arqueologo y Jefe de la UNAR Javier Escalante, quien fue corresponsable del atentado acontecido en 1989. Tambien, como en aquel entonces, participan en excavaciones estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés y se hallan como responsables universitarios egresados de la Carrera de Arqueología que aún no han cumplido sus responsabilidades académicas para poder ejercer legalmente.
Varios llamados se han hecho para detener y corregir esta iniciativa, buscando que el proyecto pueda desarrollarse tomando los recaudos y las consideraciones pertinentes, sin embargo las demandas y solicituides han sido tomadas como un intento por afectar los intereses de las entidades que lo promueven (Municipalidad de Tiwanaku, UNAR y Cervecería Boliviana Nacional) y en particular afectar el trabajo de los maestros, operarios y peones que trabajan en las obras. Percepción completamente erronea, dado que las denuncias y solicitudes hechas a los responsables, no pretenden afectar el legitimo derecho de los trabajadores y comunarios que encuentran en estos proyectos una fuente de ingresos, solo se intenta corregir los posibles errores a fin de evitar mayores daños al patrimonio y prevenir posibles observaciones de parte de instituciones que como la UNESCO estan atentos a cuanto pasa en Tiwanaku, recientemente (2000) declarado "Patrimonio Cultural de la Humanidad".