16 diciembre 2017

EL CEDIB Y TODAS LAS INSTITUCIONES QUE INVESTIGAN Y DIFUNDEN LA VERDAD REQUIEREN NUESTRO APOYO


Estamos atravesando un momento muy difícil, en la que nuestros derechos y de las instituciones que investigan la situación en la que se debaten nuestros recursos naturales, el medio ambiente, los pueblos indígenas, los derechos humanos y el patrimonio del pueblo boliviano, se hallan en riesgo. 
La sensación es que una vez violentada la CPE y vulnerado el estado de derecho y el pacto social, cualquier cosa es posible, cualquier abuso es permitido por instancias, otrora democráticas, que hoy protagonizan una farsa golpista que nos pone en completo estado de indefensión frente a un Estado de facto, que persigue, acosa, hostiga y atenta de manera criminal contra cualquiera que disiente o contraríe a la verdad oficial. 
El miedo, terror e inseguridad con el cual el gobierno actual maneja a una parte importante de la ciudadanía, los obliga a marchar a las calles, a subordinarse en público, a humillarse y someterse a tratos indignos y degradantes por parte del gobernante. La realidad es que en las urnas con su voto, tres veces seguidas el pueblo le dijo NO al Dictador y su banda de represores, que bajo el apelativo de "socialistas" pretenden eternizarse en el poder, aniquilando las organizaciones, lo líderes y las personas que se animen a indagar sobre su turbio proceder y la forma en la que atentan contra el pueblo y los recursos del país.
El CEDIB es una de las instituciones líderes en develar con datos y argumentos irrebatibles el drama que viven hoy nuestros recursos naturales, nuestros derechos humanos y los derechos de los pueblos indígenas, por ello y con todas las trampas posibles el Gobierno y sus esbirros esta tratando se silenciarla, como lo intenta cotidianamente con los medios impresos y radiales que se oponen a su mundo de mentiras. 
Lo que le pasa al CEDIB le pasa a cada uno de nosotros en el medio en el que nos desempeñamos, por ello nuestra solidaridad desde el ámbito arqueológico, antropológico. Este 18 de diciembre apoyemos al CEDIB en su lucha desigual contra el totalitarismo, el abuso de poder y el acoso judicial del que es objeto. Todos  al Monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés desde las 18:30.

01 diciembre 2017

UN NUEVO DAKAR 2018, QUE AUGURA DIAS DE LUTO PARA EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE PERÚ, BOLIVIA Y ARGENTINA



Así como los emperadores romanos se deleitaban con la lucha de sus gladiadores, con la pelea a muerte entre fieras y hombres, con la sangre que dejaban en la arena. Hoy nuestro Emperador - Dictador viene deleitándose con el show que representa un ignominioso, insultante y denigrante espectáculo, donde las transnacionales del deporte, la fabricación de automóviles, la comunicación - show y los multimillonarios se divierten y ganan plata a costa de la fragilidad mental y política de los gobernantes de paises "subdesarrollados", "tercermundistas", bananeros,  cuya naturaleza, población y patrimonio arqueológico - cultural, solo sirven de escenografía para deleitar a millones de enajenados que siguen este tipo de competencias. Pues en los hechos, ni el patrimonio, ni el medio ambiente son aspectos que preocupen a sus gobernantes, quienes pagan con el dinero del pueblo a las columnas depredadoras rodantes, que por unos segundos los pondrán en el ojo del mundo. Nuevamente lo que prima es el beneficio personal, el posicionamiento de su imagen y la promoción que harán de sus respectivos regímenes. 
El pueblo tendrá circo por unos días y el gobernante se solazará nuevamente con las cámaras y  la aparición de su imagen en las pantallas de la televisión internacional.

Desde la arqueología, debemos nuevamente preocuparnos por el paso que tendrá entre Desaguadero y La Paz. El presente año, las lluvias impidieron que puedan travesar por la carretera que une Desaguadero- Aguallamaya - Patacamaya (Calamarca  o Viacha) - La Paz, evitando así días funestos para los vestigios arqueológicos cercanos a la carretera, o en las lomas contiguas, que hubieran sufrido el rigor de los contingentes humanos, que depredan, con frecuencia, mucho más que los propios carros que surcan arbitrariamente el territorio.