30 mayo 2011

TRAFICO DE MOMIAS BURLA CONTROL ADUANERO BOLIVIANO EN CORREOS DE LA PAZ

Hace unos días circuló por los periodicos locales una noticia que daba cuenta del hallazgo efectuado por miembros de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) de un conjunto funerario prehispánico de origen peruano que estaba siendo traficado desde La Paz - Bolivia a la Argentina mediante un envío de correo, encargo que no fue detectado en la aduana de La Paz, sino en el país vecino. Este hecho llama la atención y debe alertar a nuestras autoridades del Ministerio de Culturas y responsables aduaneros en relación a la confiabilidad de quienes se hallan trabajando en el control de estos envíos en la oficina de correos de La Paz y otras ciudades.
A pesar de haber leido de manera superficial esta noticia, no me apercibí de la seriedad de éste caso hasta recibir un correo electrónico del buen amigo Abel Horacio Ferrino, quien nos envió el boletin 2966 de la AFIP que daba cuenta de la manera en la que se había cometido este delito, de la naturaleza de la carga y los implicados en el hecho.
A continuación reproducimos "in extenso" el contenido del boletin y las imágenes tomadas por el SIP del fardo funerario y los tres cráneos que lo acompañaban:

AFIP DETECTÓ TRES CALAVERAS Y UNA MOMIA COMPLETA EN UN ENVÍO POSTAL

  • Tienen un importantísimo valor histórico y arqueológico ya que pertenecerían a una antigua cultura peruana del siglo VIII A.C – S. III D.C).
  • Provenían de Bolivia
  • Tendrían como destino final museos europeos y coleccionistas privados
La AFIP, a través de la Aduana, detectó tres calaveras y una momia completa que serían restos de la Cultura Paracas (Siglo VIII A.C – S. III D.C) en un envío postal que intentó ingresar al país proveniente de Bolivia y que había sido declarado como réplicas de cerámicas peruanas.
“Es un hecho más que demuestra la firme decisión de la Argentina de combatir el tráfico ilegal de bienes culturales”, evaluó el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Las piezas están siendo analizadas por investigadores del Instituto Nacional de Arqueología y Pensamiento Latinoamericano.
Si bien el envío postal provenía de La Paz, Bolivia, y estaba consignado a nombre de un ciudadano argentino con domicilio en el barrio de Recoleta, los restos arqueológicos habrían sido extraídos del sur de Perú y tendrían como destino final museos europeos y coleccionistas privados, que buscan especialmente las piezas textiles que envuelven a los restos momificados.
En una de las calaveras se puede observar una práctica de civilizaciones preincaicas mediante la cual se realizaban trepanaciones craneanas para curar heridas en la cabeza producidas por golpes en combate. En este caso, se distingue además, la reconstitución de los tejidos alrededor de la intervención, lo que supone la sobrevida del paciente.
Los otros presentan deformaciones craneanas, que también constituían prácticas culturales y religiosas de estos pueblos originarios.
La Ley 25.743 prohíbe la comercialización de restos arqueológicos y su importación o exportación está tipificada como delito en sus artículos 48 y 49 por tratarse de contrabando. En este caso, las piezas estaban ocultas y simulaban enviarse como cerámicas.
El material arqueológico fue detectado por los agentes de la Aduana que escaneaban los envíos postales en las oficinas que el correo tiene en el barrio de Retiro. Gracias a los Rayos X se identificaron las 3 calaveras y un esqueleto completo que estaban envueltos en mantas y telas incaicas.
El destinatario del envío quedó detenido a disposición del Juzgado Penal y Económico Nº 5 a cargo del Dr. Jorge Brugo, Secretaría Nº 10, Dra. Aída Ahumada






Es importante que la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Culturas desarrolle una política respecto al tráfico de bienes de patrimonio cultural y consolide instrumentos institucionales para llevar adelante una eficiente gestión a este respecto. Sabemos que se ha avanzado bastante en cuanto al patrimonio colonial, pero creemos que debe trabajarse mucho más y con mayor responsabilidad respecto al patrimonio prehispánico, donde los logros son aún escasos.
Recientemente tuve la oportunidad de conversar sobre estos aspectos, en representación de la Sociedad de Arqueología de La Paz, con la Dra. Margareta G. MacLean del Bureau of Educational & Cultural Affairs del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien nos comentó que su entidad cuenta con un Convenio ámplio firmado con el Ministerio de Culturas y la Cancillería Boliviana respecto a aspectos de tráfico de bienes culturales, existiendo una gran voluntad y recursos para fortalecer a las instituciones bolivianas y desarrollar mecanismos más aficientes para su control y detección. Sin duda, esta es una oportunidad que el Ministerio de Culturas y su Dirección de Patrimonio no deben dejar pasar, pues su implementación podría reportar importantes mejoras para la lucha contra el tráfico de bienes culturales, no sólo a Estados Unidos, sino a otros paises vecinos, que como Argentina, se hallan tomando medidas ejemplares en éste ámbito.

22 mayo 2011

Aullagas: Un antiguo asentamiento colonial en el norte potosino

Hace unos dias recibí una nota de correo del amigo Abel Horacio Ferrino, que me envió referencias de un antiguo sitio colonial en la región de Chayanta, en el norte potosino. Impresionado por lo que pudo ver en esta región tituló su nota: "Aullagas: Ciudad perdida de los Andes", complementada por un texto que indica: "Aullagas, a 4.685 m.s.n.m, es en la actualidad, una ciudad de piedra que tuvo gran esplendor en tiempo de la Colonia. Fue fundada en 1535 y en 1538 se comienza a construir el templo de San Miguel de Aullagas, dependiendo de la Provincia de Chayanta, Depto. de Potosí, Bolivia. Tuvo un gran florecimiento minero y allí se edificó el 1er. Banco de Bolivia".

Si bien no pude corroborar esta última afirmación, me agradó mucho el interés de este ciudadano por un poblado abandonado cuya investigación debiera llamar la atención al gobierno potosino, a los municipios de la región, al Ministerio de culturas o a los nuevos arqueólogos que emergen de la Universidad mayor de San Andrés.
La arqueología boliviana, desde sus orígenes estuvo determinada por el interés exclusivo de investigar el pasado prehispánico, fundamentalmente Tiwanaku, dejando relegadas investigaciones sobre las culturas que la precedieron o sucedieron. En éste contexto, lo "colonial y republicano" eran menos que despreciables, pues su estudio - se pensaba - era propio del ámbito histórico.
Afortunadamente, esta visión ha sufrido un cambio muy saludable en los últimos años, pues la influencia positiva de algunos trabajos de investigación arqueológica sobre este periodo como el de Mary Van Buren en Potosí y Moquegua o las investigaciones de muchos arqueólogos argentinos tanto en su país como en algunas regiones de Bolivia (Santa Cruz y Tarija), han motivado a que se desarrollen algunas pioneras investigaciones en éste campo, entre ellas el trabajo del arqueólogo Ludwing Cayo, quien el año pasado (2010) presentó su tesis de licenciatura bajo el título de "Arquitectura religiosa y colonial de Santa Cruz la Vieja, 1561 - 1604", al que le siguieron varias ponencias y presentaciones en los eventos de la Sociedad de Arqueología de La Paz, compartiendo investigaciones e interés con Delfor Ulloa, otro arqueólogo también trabajó en Santa Cruz la Vieja, maucallajta y otros sitios coloniales de Bolivia. 
El año 2009 en ocasión de la Cuarta Reunión de la Sociedad de Arqueología de la Paz, Ricardo Vasquez Rivera presentó una ponencia titulada "Arqueología Minera en el Distrito Minero de Poopo, Oruro: La Arquitectura y la Configuración Social en el Período Republicano (1899 - 1952)", un trabajo muy interesante que venía siendo abordado como tema de tesis. Lamentablemente no pude hacer seguimiento a tan interesante iniciativa que espero no haya quedado sólo en un bosquejo de investigación.
En ocasión de esa misma reunión,  Karina Aranda, una investigadora especializada en la arqueología de La Paz expuso un trabajo sumamente interesante referido a los cambios acontecidos en un centrico y antiguo mercado de la Ciudad de La Paz denominado "Mercado Lanza", actualmente convertido en una especie de centro comercial.
Al margen de lo apuntado, existen intervenciones menores en algunas iglesias de La Paz como San Sebastian y San Francisco auspiciadas por el Gobierno Municipal de La Paz y la ex- Unidad Nacional de Arqueología, intervenciones que no tuvieron continuidad ni reportaron mayores resultados, como algunos de nosostros esperábamos con expectativa.

Iglesia deSan Miguel de Aullagas (Fotos : Abel Ferrino)
Quienes estan inmersos en la docencia universitaria, orientan y motivan la investigaciones de nuevos tesistas, deben considerar seriamente sensibilizar a los estudiantes sobre la importancia de trabajar en la arqueología colonial, principalmente en las ciudades cuya transformación acelerada no sólo destruye lo poco de la evidencia material prehispánica sino tambien colonial. Las ciudades y poblados de data colonial, que como La Paz, Potosí, Oruro, Sucre, Cochabamba, e incluso Copacabana,  han sufrido masivas transformaciones en los últimos 30 años requieren, no sólo de intervenciones de rescate e investigaciones arqueológicas en sus principales áreas monumentales o arquitectónicas, sino que los gobiernos locales desarrollen normativas para estudiar , conservar y si se puede, restaurar los monumentos y vestigios materiales de su ocupación colonial y republicana.
Poblados abandonados como Aullagas donde se ha escrito capítulos centrales de la historia política, económica y social de Bolivia, tambien merecen atención por parte de quienes estan obligados a investigar y proteger el patrimonio arqueológico, histórico y cultural de nuestro país.

19 mayo 2011

TRAS LA SALIDA DE MICHEL DEL IIAA SE ABRE LA POSIBILIDAD DE RESUCITAR LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA UNIVERSITARIA

La Universidad Mayor de San Andrés es la única entidad universitaria del país que forma desde 1984 profesionales en arqueología, sin embargo, no obstante haberse creado casi desde su inicio un taller de investigación arqueológica y luego un instituto de investigaciones, no es sino hasta inicios del 2001 que se delinearon e implementaron algunas políticas de investigación. Hasta entonces la formación había sido la primera prioridad, pero esta nunca estuvo exenta de actividades de investigación, llevadas a cabo fundamentalmente a partir de cursos específicos con orientaciones muy dispersas, generalmente supeditadas a los intereses o inclinaciones de los docentes de turno en las materias denominadas de taller, las cuales eran principalmente de práctica de campo en metodologías de prospección y excavación. Lamentablemente, muy pocos trabajos llegaron a informes de investigación y menos a publicaciones (Capriles 2003).

La Universidad Mayor de San Andrés ha cultivado una relación institucional muy cercana con las comunidades campesinas y sus organizaciones, lo cual ha permitido que, en su generalidad, sus proyectos e investigadores sean muy bien aceptados en el campo. Por otro lado, cuenta con una larga trayectoria de ejecución de proyectos de extensión social en el área rural, frecuentemente operativizado a través de convenios con organizaciones sociales y municipales locales.

Es en este contexto, los numerosos proyectos planteados como trabajo de campo, en prospección y excavación, no tuvieron objeción significativa por parte de las comunidades, quienes pocas veces lograron ver algún resultado concreto de estas investigaciones y menos verificarse efectos e impactos que pudieran ser tangibles a las expectativas sociales, culturales o económicas de las propias comunidades. Si bien los proyectos se presentaron casi siempre con un afán académico, cuyos productos no tienen directa relevancia con el plano económico, su discurso de presentación y solicitud de acceso al área, casi siempre ha estado enlazado con aspectos de identidad, historia cultural, turismo y de manera implícita expectativas de desarrollo local. Sin embargo este argumento casi siempre fue una artimaña para conseguir la aquiescencia de la comunidad, con la certeza de que ninguna de estas promesas tenían posibilidades de cumplirse.

El funesto caso del proyecto Kulli Kulli (1988-1991) nos muestra un antecedente muy interesante de lo que se intentó hacer recientemente con el Proyecto “Autodefinición Cultural” del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Antropologicas (IIAA) de la UMSA en la cuenca sur del Poopó. Este primer proyecto fue desarrollado sobre un convenio marco, en el que participaban varias carreras e institutos universitarios, cada uno con un objetivo particular. Salud, historia, arqueología, educación, etc. fueron herramientas pensadas para gestar un principio de desarrollo local en la comunidad receptora (Heredia 1989), casi de la misma manera que en los últimos 10 años se intentó hacerlos en las comunidades de Huari, Pampaullagas, Sevaruyo o Quillacas.
En Kulli Kulli, también se había esbozado el proyecto de un museo local donde se debía concentrar los objetos en posesión de los pobladores de la comunidad y todos aquellos que el estudio arqueológico podría proveer, lo cual no excluía a momias o restos humanos, algunos de los cuales estuvieron por muchos años en poder del Taller de Investigaciones de la Carrera de Arqueología y Antropología, sin medidas de conservación o preservación alguna. Conocemos que los trabajos en el Poopó también produjeron la recuperación de gran cantidad de materiales arqueológicos, entre ellos fragmentos de cerámica, artefactos líticos, restos óseos de animales y seres humanos, los cuales se hallan tanto en las dependencias del IIAA como en el depósitos locales, engañosamente llamados “museos de sitio” (Huari, Quillacas, Pampaullagas), creados con el apoyo del IIAA y los gobiernos municipales de la región.

Después de diez años (2001-2011) de funcionamiento del IIAA y su proyecto arqueológico apoyado con fondos de la Cooperación Sueca ( Programa ASDI SAREC), la situación y desarrollo de la investigación arqueológica universitaria es poco satisfactoria: Se dispuso de un extraordinario presupuesto para la compra de equipamiento, el desplazamiento de investigadores a campo, la formación de postgrado en el exterior de  docentes investigadores  y la publicación de artículos emergentes de los trabajos de investigación del Proyecto, la participación en eventos nacionales e internacionales, etc., pero muy poco se aprovechó de todo esto.

En los hechos, buena parte de los fondos disponibles se revirtieron cada año, ya sea por la incapacidad administrativa de su dirección (supervisión y ejecución), por las falencias administrativas (DIPGIS, Carrera IIAA, etc), la burocracia o la falta de operatividad e institucionalidad con la que siempre se operó. Los equipos comprados fueron mal usados, perdidos, inutilizados y casi nunca sometidos a trabajos de mantenimiento y reparación. Los equipos de trabajo compuestos por investigadores y estudiantes muchas veces se desplazaron al campo sin mayor objetivo que hacer uso de los viáticos o desarrollar actividades aisladas, improvisadas, desorganizadas y frecuentemente sin la planificación adecuada. Los informes técnicos no se hacian, se hacían tardíamente o con muy mala calidad (muy pocos son los informes oportunos y con calidad), generalmente bajo una supervisión floja, a control remoto o inexistente. Los materiales eran colectados y raras veces inventariados, catalogados y analizados sistemáticamente. Sólo un arqueólogo accedió a las becas de Doctorado y formación superior que anualmente el Programa de ASDI SAREC ponía a disposición de la Carrera de Arqueología y ninguna tesis de licenciatura aún ha emergido de la región tras diez años de “trabajo” del IIAA. Las publicaciones se pueden contar con los dedos de una mano, siendo la mayoría ajenas a la producción que el IIAA realizaba.

Lo que se tiene hoy es un Instituto de Investigaciones institucional, administrativa, técnica y económicamente quebrado, sin resultados concretos sobre sus 10 años de investigación en el lugar; institucionalmente desacreditado por el lamentable manejo que se hizo de los recursos del apoyo de ASDI SAREC; intrascendente en su participación en la colectividad social o las decisiones de política cultural del país; con depósitos - en sus propias instalaciones y en las comunidades - llenos de material sin inventariar, catalogar o analizar sistemáticamente; Endeudados con el Gobierno Central por no haber gestionado permisos ni haber desarrollado informes acordes con el volumen de información y patrimonio arqueológico manejado; Sin capacidad de desarrollar investigaciones y producir resultados debido al exiguo presupuesto con el que cuentan para ello.

Tras la culminación de este nefasto periodo de negligencia e incapacidad en la gestión de la investigación arqueológica universitaria, quedan retos importantes y mucho trabajo, pues se tendrá que reestructurar este instituto, organizarlo nuevamente, evaluar las investigaciones realizadas, evaluar investigadores, hacer auditorias técnicas, administrativas y financieras, sanear las colecciones de materiales, evaluar la pertinencia de contar con “laboratorios” como el de zooarqueología, desarrollar nuevas políticas de investigación, establecer nuevas normativas internas, evaluar convenios y compromisos, establecer el grado de cumplimiento legal en relación al manejo y posesión de patrimonio arqueológico, etc.

No se debe buscar culpables, los tenemos a la vista: DIPGIS, Jefes de Carrera, Directores, Investigadores, etc, que fueron directa e indirectamente responsables de desaprovechar la única oportunidad que hasta ahora tuvo la carrera de levantarse y levantar consigo a la arqueología boliviana.

05 mayo 2011

MINISTRA SALGUERO DESMANTELA EL PROYECTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE DEL LAGO TITIKAKA Y PONE EN RIESGO EL FINANCIAMIENTO PARA PROTEGER EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LA REGIÓN

El Proyecto de Desarrollo Sostenible del Lago Titikaka es una iniciativa de desarrollo regional basada en un modelo integral. Su objetivo es contribuir al desarrollo local sostenible en la parte boliviana de la vertiente del Lago Titicaca, esto incluye la facilitación de actividades locales que apoyan el desarrollo del turismo y la protección del patrimonio cultural en las comunidades aimaras que lo rodean. Como parte de éste objetivo se cuenta también la mejora de los servicios básicos de agua y alcantarillado, así como la construcción o mejora de sistemas de tratamiento de residuos sólidos o basura en las principales poblaciones que se emplazan en su entorno.
El Proyecto involucra cuatro componentes: 1) Implementación de acciones para el desarrollo del turismo sostenible, principalmente de base comunitaria; 2) Protección del patrimonio cultural (arqueológico, histórico y contemporáneo), 3) Desarrollo de infraestructura de saneamiento básico y manejo de residuos sólidos en los principales centros urbanos instalados a la orilla del Lago Titikaka; y 4) Fortalecimiento institucional de las entidades encargadas del manejo nacional, regional y local del turismo y el patrimonio cultural. 
El Proyecto contaba con cerca a  20 millones de dólares estadounidenses de financiamiento, conseguidos como crédito del Banco Mundial el año 2007 , medio millon de los cuales estaban directamente comprometido para tareas de protección del patrimonio cultural, fundamentalmente arqueológico (Planes de manejo de los principales conjuntos o yacimientos arqueológicos, registro e inventariación, implementación de protección legal y física, conservación y restauración, además de la construcción de infraestructura para investigación y manejo).
Luego de su puesta en marcha el año 2008, fueron numerosos los obstáculos que tuvo que atravezar, principalmente originados en la incompetencia de las autoridades de turno, tanto del Ministerio de Desarrollo Productivo, Viceministerio de Turismo como del Ministerio de Culturas.
A la fecha, el proyecto se halla sumamente retrasado, principalmente en las acciones que tienen que ver con turismo y protección del patrimonio cultural, debido fundamentalmente a la incapacidad  e ineptitud de gestión de los ex ministros Groux y Yugar, que paralizaron sistemáticamente los trabajos del proyecto desde su arranque. Sin embargo, pese a todo las acciones del proyecto se fueron organizando y desarrollando con mucha lentitud hasta la sorpresiva e incomprensible instalación de Elizabeth Salguero en el Ministerio de Culturas, quien ignorando absolutamente lo que significa el manejo de una cartera de Estado,  gestión de políticas públicas en cultura y turismo; y mucho menos lo que intentaba llevar adelante el Proyecto, lo paralizó y destituyó a sus técnicos y funcionarios sin contar con un plan alternativo o ideas para reencaminarlo y cumplir con los objetivos planteados en su formulación. 
Tras los primeros tres meses de su infausta posesión, Salguero ha desarrollado una serie de acciones contra los técnicos y funcionarios del proyecto, que han derivado en despidos y renuncias, con lo cual éste ha quedado prácticamente desmantelado, con el riesgo de que el financiamiento dado por el Banco Mundial sea retirado o renegociado por el Estado Plurinacional de Bolivia (Llamese Ministerios de Planificación y Economía) para otros fines, dando lugar a la inminente perdida del medio millón de dólares, inéditos para la protección del patrimonio cultural y  el fomento a la investigación arqueológica y cultural de la Cuenca del lago Titicaca.
La comunidad arqueológica debería declararse en estado de emergencia y repudiar estas acciones porque ponen en peligro, nó sólo la protección del patrimonio arqueológico del lago Titicaca, sino las oportunidades laborales que la inversión supondría para el sector.