Hace unos días circuló por los periodicos locales una noticia que daba cuenta del hallazgo efectuado por miembros de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) de un conjunto funerario prehispánico de origen peruano que estaba siendo traficado desde La Paz - Bolivia a la Argentina mediante un envío de correo, encargo que no fue detectado en la aduana de La Paz, sino en el país vecino. Este hecho llama la atención y debe alertar a nuestras autoridades del Ministerio de Culturas y responsables aduaneros en relación a la confiabilidad de quienes se hallan trabajando en el control de estos envíos en la oficina de correos de La Paz y otras ciudades.
A pesar de haber leido de manera superficial esta noticia, no me apercibí de la seriedad de éste caso hasta recibir un correo electrónico del buen amigo Abel Horacio Ferrino, quien nos envió el boletin 2966 de la AFIP que daba cuenta de la manera en la que se había cometido este delito, de la naturaleza de la carga y los implicados en el hecho.
A continuación reproducimos "in extenso" el contenido del boletin y las imágenes tomadas por el SIP del fardo funerario y los tres cráneos que lo acompañaban:
AFIP DETECTÓ TRES CALAVERAS Y UNA MOMIA COMPLETA EN UN ENVÍO POSTAL
- Tienen un importantísimo valor histórico y arqueológico ya que pertenecerían a una antigua cultura peruana del siglo VIII A.C – S. III D.C).
- Provenían de Bolivia
- Tendrían como destino final museos europeos y coleccionistas privados
La AFIP, a través de la Aduana, detectó tres calaveras y una momia completa que serían restos de la Cultura Paracas (Siglo VIII A.C – S. III D.C) en un envío postal que intentó ingresar al país proveniente de Bolivia y que había sido declarado como réplicas de cerámicas peruanas.
“Es un hecho más que demuestra la firme decisión de la Argentina de combatir el tráfico ilegal de bienes culturales”, evaluó el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Las piezas están siendo analizadas por investigadores del Instituto Nacional de Arqueología y Pensamiento Latinoamericano.
Si bien el envío postal provenía de La Paz, Bolivia, y estaba consignado a nombre de un ciudadano argentino con domicilio en el barrio de Recoleta, los restos arqueológicos habrían sido extraídos del sur de Perú y tendrían como destino final museos europeos y coleccionistas privados, que buscan especialmente las piezas textiles que envuelven a los restos momificados.
En una de las calaveras se puede observar una práctica de civilizaciones preincaicas mediante la cual se realizaban trepanaciones craneanas para curar heridas en la cabeza producidas por golpes en combate. En este caso, se distingue además, la reconstitución de los tejidos alrededor de la intervención, lo que supone la sobrevida del paciente.
Los otros presentan deformaciones craneanas, que también constituían prácticas culturales y religiosas de estos pueblos originarios.
La Ley 25.743 prohíbe la comercialización de restos arqueológicos y su importación o exportación está tipificada como delito en sus artículos 48 y 49 por tratarse de contrabando. En este caso, las piezas estaban ocultas y simulaban enviarse como cerámicas.
El material arqueológico fue detectado por los agentes de la Aduana que escaneaban los envíos postales en las oficinas que el correo tiene en el barrio de Retiro. Gracias a los Rayos X se identificaron las 3 calaveras y un esqueleto completo que estaban envueltos en mantas y telas incaicas.
El destinatario del envío quedó detenido a disposición del Juzgado Penal y Económico Nº 5 a cargo del Dr. Jorge Brugo, Secretaría Nº 10, Dra. Aída Ahumada
Es importante que la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Culturas desarrolle una política respecto al tráfico de bienes de patrimonio cultural y consolide instrumentos institucionales para llevar adelante una eficiente gestión a este respecto. Sabemos que se ha avanzado bastante en cuanto al patrimonio colonial, pero creemos que debe trabajarse mucho más y con mayor responsabilidad respecto al patrimonio prehispánico, donde los logros son aún escasos.
Recientemente tuve la oportunidad de conversar sobre estos aspectos, en representación de la Sociedad de Arqueología de La Paz, con la Dra. Margareta G. MacLean del Bureau of Educational & Cultural Affairs del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien nos comentó que su entidad cuenta con un Convenio ámplio firmado con el Ministerio de Culturas y la Cancillería Boliviana respecto a aspectos de tráfico de bienes culturales, existiendo una gran voluntad y recursos para fortalecer a las instituciones bolivianas y desarrollar mecanismos más aficientes para su control y detección. Sin duda, esta es una oportunidad que el Ministerio de Culturas y su Dirección de Patrimonio no deben dejar pasar, pues su implementación podría reportar importantes mejoras para la lucha contra el tráfico de bienes culturales, no sólo a Estados Unidos, sino a otros paises vecinos, que como Argentina, se hallan tomando medidas ejemplares en éste ámbito.
A momentos parece ser que, aunque Bolivia ha firmado bastantes de los tratados de la UNESCO, nuestra incapacidad de acción por parte de las entidades estatales nos sitúa, una vez más, en el sitial de la incompetencia por falta de políticas culturales claras (seguimos esperando la ley de patrimonio que tendrá que considerar el aspecto del tráfico), que no pueden ser generadas por sus inoperantes empleados y representantes.
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