El año 1992, el arqueólogo Willy Pantoja, visitó el sitio de Konchamarka y escribió un artículo para la revista Nuevos Aportes con datos aclaran muchos de los hechos sucitados recientemente. Pantoja indica que Konchamarla es uno de los sitios arqueológicos de altura más interesantes por su estratégica ubicación y su belleza paisajística, que fue edificada con características típicas de los patrones constructivos tiwanakotas, destacándose una serie de plataformas que conforman un conjunto ceremonial. Relata que en 1948 Raúl López Videla las reportó en el libro del IV centenario de la fundación de La Paz y que en 1976 se hicieron las primeras labores de estudio en el sitio, previa limpieza de malezas. En aquella oportunidad se estimó que el conjunto tenia cerca a 4.000 m2 y que en la tercera plataforma los campesinos de la zona de Konchamarka y vecinos de la región de Yaco habian realizado excavaciones clandestinas, hallando material cerámico y ubicando una cuarta plataforma. Los mismos campesinos indicaron haber encontrado un monolito de 50 cm de altura y una vasija completa. Estas tareas pioneras fueron efectuadas por Oswaldo Rivera y Danilo Kuljis del ex- INAR.
En 1973 Angel Galias Montero ya había advertido en una publicación aparecida en el períodico "El Diario" sobre la forma en la que los comunarios del lugar afectaban el sitio: "Desmantelan ruinas inkaicas recientemente descubiertas en busca de tesoros ocultos"..."las ruinas descubiertas en la localidad de Konchamarka estan siendo desmanteladas por los campesinos de Yaco..."
Estos datos nos indican que la actividad depredatoria de los campesinos de Konchamarka no es nueva. Sin embargo, la descripción periodística que nos da La Razón, es realmente desoladora, pues el hecho de que José Estevez (que ya dio referencias de este sitio en 1988), se consternara por lo visto en Konchamarka, da una idea de la magnitud de los destrozos cometidos.
A finales del año pasado, los comunarios estuvieron de paso por La Paz, tratando de promover a Konchamarka como un reciente y extraordinario descubrimiento arqueológico. Sus relatos e imágenes impresionaron fuertemente a algunos despistados e ingenuos comunicadores como John Arandia y convencieron al oportunista prefecto de La Paz, Jose Luis Paredes para que declarará el lugar como Patrimonio Turístico de La Paz y prometiera todo tipo de proyectos para el lugar.
Lamentablemente, ni la prefectura, ni el Viceministerio de Cultura o los arqueólogos, entre los que me cuento, hicimos nada al respecto, especialmente despues de ver en el programa del aludido John Arandia, como los campesinos saqueaban el sitio a la vista y paciencia de los camarógrafos. Lo penoso es que el periodista, en su ignorancia, en vez de censurarlos los alentaba en su cometido.
Consultando a las autoridades sobre los daños a Konchamarka, se nos dijo que se esta tomando acciones legales en contra los responsables, lo cual es muy ponderable, pero no suficiente. Se requiere inmediatas acciones para precautelar este sitio y estudiarlo antes de que se pierda irremediablemente para el registro y pasado prehispanico. De manera simultanea debemos emprender tareas de concientización, sensibilización y educación respecto del cuidado del patrimonio arqueológico entre los comunarios de Yaco y Konchamarka y tener en claro con este ejemplo, lo delicado que puede ser generar espectativas de turismo en comunidades campesinas que ignoran completamente lo que pueden o no pueden hacer con los vestigios del pasado.
Foto: Pedro Laguna de La Razón
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