Estudios etnohistóricos y arqueológicos han mostrado, con distinto tipo de evidencia, que los antiguos caminos prehispánicos como el de Takesi, Choro, Yungacruz, entre los más conocidos, sirvieron como via para los intensos vínculos de tráfico e intercambio de productos entre las zonas bajas y altas del territorio amazónico y andino, principalmente coca, plumas, plantas medicinales, animales, frutas y diversos productos de altura como papa, quinua, cañahua, charque de llama, sal, etc.
Hoy estos caminos sirven fundamentalmente para el movimiento de turistas nacionales y extranjeros (que según estadísticas del año 2004 alcanzaron a poco más de 6000) y esporádicamente para el movimiento de la población local. La coca y productos exóticos o alimenticios no forman ya parte de la economía a la que sirven estos caminos, pues algunos de estos productos - como la coca - han multiplicado su importancia económica y disminuido radicalmente su significación ritual e ideológico (ambos procesos alentados por la poderosa influencia de la sociedad occidental) y utilizan para su movimiento los caminos carreteros que penetran a Sud Yungas, Nor Yungas, Alto Beni y las nuevas zonas de colonización.
Las poblaciones actuales de los Yungas estan demandando caminos alternativos a los existentes, que permitan movilizar los productos con menos riesgo que el que actualmente tienen. Algunos de los trazos planteados para estas nuevas vias pasan por la inminente destrucción de los antiguos caminos prehispánicos declarados Patrimonio y Monumentos Arqueológicos Nacionales, tal es el caso del Camino Chuñavi - Chulumani que viene siendo alentado por productores cocaleros y autoridades municipales que pertenecen a este gremio. La Prefectura ha respondido positivamente a esta demanda sin evaluar apropiadamente su factibilidad técnica o las consecuencias ambientales y culturales que promoverian estas iniciativas. De manera política y demagógica el Prefecto paceño se ha comprometido con estas poblaciones yungueñas sobre la base de unos cuantos dólares y la disposición de colocar un par de tractores para que abran una brecha, sin importar si esta destruye o no el camino prehispánico de Yunga Cruz, probablemente dejando esta decisión a los operadores tractorístas.
Las Sociedad de Arqueología de La Paz, las organizaciones de defensa del Medio Ambiente y en algún Momento la Unidad Nacional de Arqueología se opusieron tenazmente a que se efectivice su construcción sin la existencia de un estudio completo de factibilidad y su respectiva licencia ambiental, logrando detener su inicio por casi 6 meses. Sin embargo, presiones políticas, tráfico de infuencias e incentivos económicos poco transparentes están amenazando con fracturar las posiciones de defensa de este importante Patrimonio Arqueológico y Natural, vulnerando tambíen la normativa ambiental y cultural vigente, dando luz verde a la decisión de ejecutar -de la manera más precaria - una senda que impactará irreversiblemente el camino prehispánico de Yunga Cruz, su entorno y su actual y potencial aprovechamiento turístico.
Hoy estos caminos sirven fundamentalmente para el movimiento de turistas nacionales y extranjeros (que según estadísticas del año 2004 alcanzaron a poco más de 6000) y esporádicamente para el movimiento de la población local. La coca y productos exóticos o alimenticios no forman ya parte de la economía a la que sirven estos caminos, pues algunos de estos productos - como la coca - han multiplicado su importancia económica y disminuido radicalmente su significación ritual e ideológico (ambos procesos alentados por la poderosa influencia de la sociedad occidental) y utilizan para su movimiento los caminos carreteros que penetran a Sud Yungas, Nor Yungas, Alto Beni y las nuevas zonas de colonización.
Las poblaciones actuales de los Yungas estan demandando caminos alternativos a los existentes, que permitan movilizar los productos con menos riesgo que el que actualmente tienen. Algunos de los trazos planteados para estas nuevas vias pasan por la inminente destrucción de los antiguos caminos prehispánicos declarados Patrimonio y Monumentos Arqueológicos Nacionales, tal es el caso del Camino Chuñavi - Chulumani que viene siendo alentado por productores cocaleros y autoridades municipales que pertenecen a este gremio. La Prefectura ha respondido positivamente a esta demanda sin evaluar apropiadamente su factibilidad técnica o las consecuencias ambientales y culturales que promoverian estas iniciativas. De manera política y demagógica el Prefecto paceño se ha comprometido con estas poblaciones yungueñas sobre la base de unos cuantos dólares y la disposición de colocar un par de tractores para que abran una brecha, sin importar si esta destruye o no el camino prehispánico de Yunga Cruz, probablemente dejando esta decisión a los operadores tractorístas.
Las Sociedad de Arqueología de La Paz, las organizaciones de defensa del Medio Ambiente y en algún Momento la Unidad Nacional de Arqueología se opusieron tenazmente a que se efectivice su construcción sin la existencia de un estudio completo de factibilidad y su respectiva licencia ambiental, logrando detener su inicio por casi 6 meses. Sin embargo, presiones políticas, tráfico de infuencias e incentivos económicos poco transparentes están amenazando con fracturar las posiciones de defensa de este importante Patrimonio Arqueológico y Natural, vulnerando tambíen la normativa ambiental y cultural vigente, dando luz verde a la decisión de ejecutar -de la manera más precaria - una senda que impactará irreversiblemente el camino prehispánico de Yunga Cruz, su entorno y su actual y potencial aprovechamiento turístico.
Los antiguos caminos prehispánicos: La coca fue uno de los principales motivos
para su construcción y paradójicamente será uno de los principales motivos para
su destrucción.
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